Hoy les quiero hablar sobre la ansiedad. Una emoción que se hace presente en nuestras vidas de manera frecuente frente a aquellas situaciones en las cuales nos sentimos impotentes, que no tenemos control, situaciones extremas que nos toman por sorpresa.
Podemos entonces definir la ansiedad como una reacción emocional que surge ante una amenaza como lo son las situaciones de alarma, ambiguas o de resultado incierto y nos prepara para actuar ante ellas.
Todos sentimos ansiedad ante las incertidumbres de la vida. Nos da miedo enfermarnos o perder a nuestros seres queridos. Esta emoción es normal y se puede considerar que desempeña una función en nuestra capacidad de adaptarnos a lo que nos sucede.
La ansiedad se manifiesta de diferentes maneras, está el sentimiento de miedo, nerviosismo, incertidumbre, intranquilidad, mucha zozobra. Algo que caracteriza la ansiedad es la angustia, es ese estado acelerado de nuestros pensamientos que nos conectan con situaciones de crisis que hemos vivido y que nos han generado angustia por una u otra razón.
La ansiedad puede experimentarse en niveles leve, moderado y severo y solo la podemos manejar si somos conscientes de ella.
¿Cuando la ansiedad deja de ser una emoción normal?
- Cuando es desproporcionada y surge en relación con aspectos que no son peligrosos en sí mismos. En este caso, adquiere un carácter irracional, ilógico y no responde al sentido común. Somos conscientes de que no existe nada grave, pero no podemos entrar en razón.
- Cuando es demasiado intensa. En lugar de ayudarnos a adaptarnos mejor a la situación, la ansiedad se convierte en algo improductivo e inútil. Cuando se supera el límite de la ansiedad moderada y se intensifica, obstaculiza lo que estamos haciendo y la sentimos como un verdadero sufrimiento.
- Cuando se prolonga. La ansiedad se puede volver permanente y dominante. Nos impide vivir con normalidad y no nos da un respiro. Tenemos la impresión de que no acabará jamás, de que nunca veremos el final del túnel.
- Cuando se vuelve incontrolable. Cuando no podemos dominarla, cuando sentimos impotencia, a veces incluso ira contra nosotros mismos. Nos culpamos por no poder reaccionar.
Es nuestra responsabilidad ser conscientes del nivel de ansiedad que manejamos y en caso de necesitarlo pedir ayuda profesional para que esto no se convierta en un obstáculo en nuestra vida
Acá les dejo algunos ejercicios que pueden ayudar a regular la ansiedad:
- Meditación,
- Una buena y pausada respiración,
- Ejercicio físico
- Lectura, entre otros.
