Es increíble cómo desde pequeños nos enseñan a que nuestra aprobación y nuestra existencia debe ser validada por el mundo que nos rodea. Nos muestran la importancia que debe tener “el qué dirán” en nuestras vidas y nos dan constantemente formas de encaminarnos para cumplir con este requisito.
De manera inconsciente y de forma automática seguimos este camino en principio porque de alguna forma esas personas que están en nuestra primera infancia son modelos de este operar. Es lo que vemos que hacen y lo que se ve como la forma correcta de hacerlo.
Pasa la vida y nunca nos cuestionamos si esto debería ser así pero sobre todo no nos preguntamos si esto realmente nos hace vivir en coherencia. Si estamos de acuerdo con esta manera de vivir o si podríamos buscar una alternativa diferente que pudiera hacernos sentir más libres y autónomos.
Cuánto nos esforzamos por lograr cumplir con lo que esperan de nosotros y cómo nos cuesta el saber que no agradamos a alguien o que alguien piensa no está de acuerdo o cuestiona algo que hemos hecho.
Se nos facilita más pasar muchas veces por encima de nuestros deseos e ir en contra de nosotros mismos con tal de complacer al mundo entero (novi@, padres, amigos, superiores, etc) porque es mucho más importante “el qué dirán” que lo que diga mi alma. Preferimos estar dentro de la colección de personas que desean ganar su reconocimiento y admiración a través de los ojos de todo el mundo que pasar a hacer parte del grupo de personas que se respeta, quiere y busca vivir desde su escencia y conexión.
No es fácil tomar una decisión contraria a esta manera de vivir pues es el camino más popular y donde puedes ser realmente visto.
Está en nosotros elegir si queremos vivir para otros, para satisfacer sus necesidades y deseos o si queremos vivir desde el reconocimiento de lo que somos realmente y de lo que dice nuestro corazón.
Tomar la decisión de vivir genuinamente dejándole ver al mundo la grandeza de nuestro ser viviendo desde nuestro propósito y desde nuestra luz no solo es un enorme regalo para nosotros sino para el mundo que necita ser iluminado y llenado de amor.