Todos nos sumergimos diariamente en lo que debemos hacer, corremos para cumplir con nuestras actividades y tareas diarias de tal modo que cuando el día acaba en muchas ocasiones seguimos sintiéndonos al debe por lo que no alcanzamos a hacer.
Los días transcurren de manera tan rápida que nos dejamos empujar por esta velocidad y simplemente nos conectamos a nuestro piloto automático para cumplir con todo lo que de alguna manera resulta ser lo importante para nuestra vida.
Por estar en este corre corre nos hemos desconectado de lo importante de lo que realmente enriquece y alimenta nuestra alma, de lo que queda para siempre y te hace grande: el disfrutar de nuestros amores.
Es increíble cómo pasan los días y no tenemos tiempo para saludar así sea con una llamada a nuestros padres, sacar un espacio donde podamos conversar con nuestros hijos sin que nada nos interrumpa, sin que haya nada más importante en ese momento que ellos. Podrer saber cómo están y decirles cuánto los amamos!!!
Tener una conversación tranquila con nuestros esposos desde el goce y el disfrute. Acompañar a un amigo en un momento especial para él.
No tenemos tiempo para compartir y crear espacios donde podamos alimentar el alma.
Debemos parar y ser conscientes de lo afortunados que somos al contar con todas estas personas que amamos, que hacen parte de nuestra existencia y que llenan nuestras vidas de amor, aprendizajes y momentos inolvidables, además de poder contar con su compañía en momentos difíciles.
Agradezcamos todos esos espacios que nos da la vida para compartir, aprender, crecer pero sobre todo para disfrutar del amor, la compañía y la luz de todas aquellas personas que amamos y son importantes para nosotros.
Lo más importante!!! abramos siempre nuestro corazón y tengamos la valentía de decirles cuánto los queremos, lo que significan para nosotros y lo agradecidos que estamos por todo lo que nos dan.
Aprendamos a valorar su presencia y nunca nos quedemos con un te amo, un gracias o un abrazo.
Las muestras de cariño y agradecimiento enriquecen y alimentan nuestras almas y las de los demás.
